
Pero cuando las administraciones
públicas, los entes que defienden los posibles derechos ciudadanos y el
silencio cómplice de la autoridad policivas y el desinterés comunitario que se
pavonean en los territorios generando así la desconfianza y el poco interés por
parte de los que viven en carne propia las realidades violentas en los territorios;
lo anterior manifiestan la incapacidad por derrotar el flagelo del mal que
obstruye el desarrollo humano, social y cultural de nuestros barrios y aquellos
que están en el cordón de la exclusión y marginación social.
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