¿POR QUÉ NECESITAMOS SER DIFERENTES EN NUESTROS TIEMPOS?
Muchos
se pueden preguntar, ¿Por qué ser diferente? si por naturaleza somos diferentes. Quizás
se podría tener razón frente a esta afirmación, ya que, cada uno de nosotros
posee una propia individualidad y con ella se construye una propia identidad,
horizonte, proyecto, camino, en fin, una autonomía propia que nos hace ser una
persona única e intransferible. Pero aunque parezca extraño, aun en medio de
nuestra propia individualidad, se corre el peligro de no ser tan autónomos. En
un mundo contextualizado sobre las bases de unas ideologías que proponen una serie
de etiquetas únicas en su proyección y vivencia, se plantea la idea de caer en
esa mismas etiquetas que nos llevan a parecernos de manera comportamental en
todo, es decir el medio nos etiqueta el comportamiento y muchas veces en base a
esas propuestas queremos asumir estilos de vida, con el fin, de estar en lo
“in” y estar lejos de lo “out”, lo cual, atenta contra la autonomía que nos
hacer ser seres únicos e irrepetibles en nuestra naturaleza humana.
Nuestra
autonomía se estructura a partir de
nuestro proceso pensamiento y dicho procedimiento mental esta siempre
justificado por lo que se conoce, se aprende y se construye. De allí que
nuestro “ser diferente” se edifica siempre desde la originalidad de nuestros
pensamientos que se van desarrollando desde decisiones libres que nos empujan
hacia nuestra la construcción de nuestra propia historia. Ahora bien, cuando no
se percibe dicha autonomía en el desarrollo de nuestra historia, sino que
asumimos estilos de pensamientos ya elaborados por nuestro medio que se imponen
de manera inconsciente o conscientemente, entonces alcanzamos a tener una
identidad muchas veces falsa, ya que terminamos pareciéndonos al cantante de
moda, al protagonista de moda, a los tipos de comportamientos de moda, a las
formas de buscar nuestros sueños como muchas veces lo manifiestan las series
televisivas de moda en fin, muchas cosas que marcan un mismo estilo que nos llevan a nos ser diferentes, con esto corremos el peligro de ser copia
de una serie de identidades alejándonos de nuestra propia autonomía.
Se
necesita que seamos diferentes frente a un ambiente donde las resistencias al
bien y a la construcción de sentido se vuelven cada vez más complejas y más arduas.
Ese ser diferente al igual que nuestra propia identidad, crea en nosotros una
identidad que marca un estilo de vida dentro de toda comunidad, ese valeroso y
comprometido estilo de vida que ha de ser un estado ha de asumirse con plena
convicción luchando sin dejar manchar la transparencia que en su interior lleva.
Se
necesita ser diferente porque hace mucho tiempo que nos hemos separada de las
bases, y hemos mal interpretado lo que Dios nos ha concedido. El Creador nos
vincula a su creación, pero nosotros hemos caído en el error de romper con
dicho vinculo, por causa de nuestra poca comprensión, escucha y aceptación de
lo hemos sido cargados, construyendo así el vacío humano cuando nos despojamos
de lo dado por el creador (Cfr.: Gn. 3, 1-17) este acto humano desafiante y
vacío nos lleva a crear otro camino, que a través de la desobediencia prolonga
nuestro distanciamiento de lo que realmente
es nuestra vocación en cuanto a Ser y nuestra misión de Hacer. Esto perjudico
la conciencia humana y fuimos llevados a la destrucción de lo que dentro de la
historia a de construirse: el bien común que vincula a Dios y a los hombres.
Tres razones considero relevantes, ante dicha
ruptura y nuestra necesidad de retornar al vínculo original que nos lleva hacer
siempre diferentes ante tal propuesta desvinculante del hombre mismo:
·
Porque
somos excelentes Criaturas de la obra de Dios.
Aquí está el origen supremo de porque no ser diferente
desde las bases de nos hacen ser diferentes a las demás obras creadas. En
ningún momento hemos leído en el pasaje del relato de la Creación que alguna
vez, Dios se allá quejado por su propio actor creador. En cada suceso hacedor
de Dios explicado desde el verso 10 del capítulo 1 del libro de Génesis expresa:
“y Dios vio que esto era bueno”, y al final de todo el texto se termina
diciendo: “entonces Dios miró todo lo que
había hecho, ¡y vio que era muy bueno!. (Génesis 1). Entendemos por lo
tanto que Dios como autor de toda la creación jamás corre el peligro de erra en
su acción, Él sabía lo que hacía y para que lo hacía, y dentro su perfección
creativa le da no solo un origen, sino un destino. La contribución de su acción no solo se elevara
no solamente en el acto de hacer, sino, de darle una acción, esto repercutirá
en todo lo creado. Esta acción posee todas las capacidades de perfección ya que
hemos sido hechos y dotados para saber actuar y llevar a cabo nuestro sentido.
Por ende, nuestro Ser alcanza su esplendor cuando llevamos nuestro hacer como
construcción de nuestra misión otorgada
por el mismo creador.
·
Porque
somos cristianos.
La vida cristiana tiene una gran importancia,
incluso durante la vida terrena; tiene importancia para toda la actividad
humana, para toda la convivencia social; para la familia, para la escuela, para
el trabajo, para la paz entre todas las clases sociales, entre las tribus,
entre las naciones; y promueve el bien por doquier: quiere la libertad, quiere
la justicia; se ocupa de los débiles, de los pobres, de los que sufren, y
también de los enemigos y de los difuntos; la vida cristiana, cuando de verdad
lleva a Cristo en el corazón, es como una fuente de bondad y de amor que
difunde el bien en torno a sí (cfr. Jn 4, 14).
·
Porque
somos responsables de la historia.
En cada
momento de nuestra vida la responsabilidad histórica siempre cae sobre nosotros,
pues es nuestra tarea la de provocar espacios, medios, herramientas que emitan
una fuerza hacia el desarrollo, un desarrollo de carácter integral. Este acto
de generar desarrollo surge desde una base: el sentido de convicción. Esta
convicción se desprende y se comprende como un acto propio del Creador quien
nos ha dado la misión de actuar. “Entonces
Dios los bendijo con las siguientes palabras: <<sean fructíferos y
multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella>>” (Gen. 1,
28).
Por
ende, es por vocación que nuestra responsabilidad de crear la historia es tarea
que debe asumirse, es necesario llevar a cabo el acto de la vida hacia las bases
de ciertos fundamentos que integren, contribuyan y generen sentido y razón
hacia todos los demás hombres que como nosotros son parte de la creación en
donde el espacio y el tiempo son los lugares privilegiados para generar dicho.
Por consiguiente todo desarrollo que es generado de dicho acto humano es
nuestra responsabilidad y no podemos escapar de ella.
Entonces
debemos ser diferentes porque en cada uno de nosotros poseemos la huella del
Creador, el compromiso del quehacer testimonial del amor que el Creador tiene
hacia nosotros, así nos lo enseño y nos selló por medio de su Hijo Jesús y
nuestra presencia en la historia y en el mundo nos vincula hacia la
responsabilidad de crear, de dar vida que se escribe en la historia con nuestro
actuar, el cual, contribuye el desarrollo humano.
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