MILAGRO, MILAGRO, MILAGRO…
El rescate de los 4 niños vivos en plena selva del Guaviare, que durante 40 días en una relación humana de sobrevivencia y de búsqueda concluyeron con la acción milagrosa de la vida, es algo que, para cualquier transeúnte en el país tiene interpretación que conmueve el alma de sentimiento humano, familiar y patriótico, llenando de Fe y de Esperanza nuestra historia personal, pero también de colombianos. Sí, la historia que hoy tiene una lección más, producto de unas dinámicas estructuradas, discernidas y construidas dando un resultado que solo sería posible con la transversalidad de un mismo criterio el de la Unidad y del Propósito Común; esa que -en este caso- construyo el Ejercito Nacional, la Guardia Indígena, los organismos Civiles y la misma sociedad colombiana dándonos una cachetada como lección frente a las incongruentes acciones y realidades de una sociedad que sigue viviendo en el atasco de la violencia que hostiga y destruyendo vidas, proyectos y progresos. Ahora bien, más al