SIEMPRE SERÁ POSIBLE TRABAJAR POR LA PAZ Y LA RECONCILIACIÓN DE ESTE AMADO PAÍS.

Algunas reflexiones en torno al encuentro nacional de consejeros y consejeras territoriales de Paz, Reconciliación y Convivencia (CTPRC).
 

https://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/las-conclusiones-del-encuentro-de-consejos-territoriales-de-paz-que-cerro-este-miercoles-en-bogota-3372468



Desde el rol asumido como Consejero territorial de Paz, Reconciliación y Convivencia, cuya representación institucional es la de la Iglesia Católica de Los Palmitos, municipio de la subregión de los Montes de María en el departamento de Sucre, se tuvo la gran oportunidad de participar en el Encuentro nacional de Consejos de Paz 2024 - Sembrando horizontes de paz; en este encuentro desarrollado los días 13 y 14 de agosto de 2024, en la ciudad de Bogotá, se tuvo la oportunidad de reunirnos como Consejos de Paz de todo el país, desarrollando espacio de diálogo para la reflexión sobre las dinámicas mismas de los consejos, como el diálogo con entidades clave, a nivel nacional, en la implementación del Acuerdo de Paz y la Política de Paz. Si bien el propósito de este espacio fue buscar caminos de articulación entre el trabajo que realizan estas instancias a nivel nacional, y la labor que realizan los Consejos de Paz a nivel territorial, también fue un espacio, para la juntanza con otros actores que desde el Estado tienen la importancia de articular para escucharnos entre sí, y así, como por ejemplo, desde la Oficina del Consejero Comisionado para la Paz, el Departamento Nacional de Planeación, la Unidad de Implementación del Acuerdo de Paz (con la participación de Gloria Cuartas) y el Consejo Nacional de Paz se comprendiera la trascendencia de los consejeros y consejeras territoriales de Paz, Reconciliación y Convivencia (CTPRC) poder establecer rutas concretas que permitan no solo la construcción de la paz territorial, sino también, en la trasformación de las dinámicas políticas y sociales que se desarrollan en la relación Estado y Sociedad Civil. Frente a esta dinámica importante de este encuentro, quiero establecer algunas apreciaciones fundamentales para tener siempre presente en este trabajo inagotable de la paz y de la reconciliación la importancia de pensar en que siempre será posible trabajar por la paz y la reconciliación del país y que sobre estas posibilidades existe una materialización de la paz como acción real, ya que existen las convicciones y las disposiciones concretas.


Ahora bien, sin el ánimo de profundizar tanto, por el momento, (debe ser espacio par otro análisis) en lo que concierne al ámbito ético y jurídico, es necesario tomar muy en serio la atención sobre la presencia de los Consejos Territoriales de Paz, Reconciliación y Convivencia (CTPRC) dentro de la relación Estado y Sociedad Civil, ya que la ardua tarea de construir la Paz basados desde unos acuerdos de paz establecidos desde el 2016, no son solo del Estado, sino que es una responsabilidad de índole ciudadana, el cual, materializa los caminos concretos para generar trasformación sistemática y social llevando a la sociedad colombiana, no solo una sociedad que no se mate más entre sí, sino también, para poder desarrollar políticas públicas y buenas prácticas que permitan la renovada y trasformada acción de la política que dinamice la justicia social, la equidad, la inclusión, el respeto por la vida y la naturaleza, la no repetición de la barbarie de la violencia armada, entre otros asuntos. De ahí que los CTPRC se sustenten jurídicamente en el decreto ley 885 del año 2017 (que modificó la ley 885 de 2017) y que también, muy primordialmente, fue incluida en el punto 2.2.4 la creación de los Consejos de Reconciliación y Convivencia. Esto llamaría la atención sobre ciertas coincidencias entre esta instancia con los Consejos de Paz, tanto en composición como en funciones. Así las cosas, luego de la firma del Acuerdo final de Paz, el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos expidió el Decreto 885 de 2017, que, bajo un espíritu de economía de espacios de participación, fusionó los Consejos de Paz existentes y los Consejos de Reconciliación y Convivencia contenidos en el Acuerdo.[1] Por consiguiente, se convirtieron en el instrumento, el órgano compuesto por el conjunto representativo de la sociedad civil y la institucionalidad, los cuales dinamizan de manera armónica el propósito de la paz en los territorios, aunque esto a veces es complejo y utópico, ya que en algunas regiones y territorios, así como también a nivel nacional, no existe una plena voluntad política. Es fundamental trabajar e invertir en una paz que desde el perdón, la reconciliación, la sana convivencia y el respeto por las diferencias pueda darse desde las bases, cuya legitimidad debe ser garantizada por la institucionalidad estatal en el territorio.



Es menester entender que, desde la firma de los acuerdos en el 2017, el propósito de la paz y la reconciliación debe tener siempre el enfoque territorial donde la sociedad misma es la primera responsable y abanderada con su pensar y proceder para incorporar, vigilar y defender los intereses por la reconciliación y la paz. Esta tarea ya se viene concretizando en algunos territorios de Colombia, donde con esfuerzos imparables, algunos miembros de la sociedad civil, reconocidos o no, están adelantando tareas concretas, fructíferas en el desarrollo del germen de la paz. Tales acciones se vienen legitimando desde el CTPRC, activos en territorios donde aún persiste y/o ha mutado el conflicto armado y/o donde la secuela de la guerra sigue siendo latentemente fuerte en las comunidades. Tales acciones determinan la fuerza promotora de una esperanza por la utopía de la paz y la práctica determinante de la reconciliación, por lo que es legítimo hoy, por donde se le mire, que cualquier acción que tenga como propósito la eliminación de la guerra, la transformación del conflicto, la manifestación de la reconciliación y la construcción de una paz positiva, donde no solo es disipar las formas de violencia, sino también, el poder desarrollar procesos que lleven a una acción constructiva y transformadora que dinamice el logro por el respeto de la vida humana, de la justicia social, la equidad y el desarrollo integral de los pueblos, son acciones conjuntas que permiten entender que siempre será posible trabajar por la paz y la reconciliación de este país.  


Esto pudo determinarse en el Encuentro Nacional de Consejos de Paz 2024 - Sembrando horizontes de paz, (cómo también muchas otras acciones que se desarrollan en otras regiones desde otros procesos) algunas experiencias de las tantas existentes en los territorios del país, que como iniciativas acompañadas por FICONPAZ[2], están proyectando la posibilidad de la reconciliación y la paz desde la trasformación del tejido social, empezado desde los territorios y que ayudan al logro de la paz positiva; algunos ejemplos de experiencias visibles que desde los territorios se vienen desarrollando en los departamentos del Caquetá, Chocó, Córdoba, Cauca, Nariño, Norte de Santander, Cesar, Tolima, Huila, Sucre y Valle del Cauca con la ayuda de quienes conforman los Consejos Territoriales de Paz, reconciliación y no Estigmatización, son determinantes hoy; iniciativas como:

 

  1. La inclusión de jóvenes en la construcción y pedagogía de la paz y la reconciliación desde los distintos enfoques. 

  1. La construcción de un mapa de actores que garantiza la inclusión activa en la construcción de la paz, reconciliación, convivencia y no estigmatización desde los territorios. 

  1. El pensar la paz urbana en clave de ciudadanía. 

  1. La creación de semilleros en niño/as y jóvenes para la construcción de paz y reconciliación para ser mediadores de paz. La escuela como lugar de formación. Reporte ritos para la creación de cuentos sobre la realidad de cada uno de los pueblos. Creando semilleros para la creación de paz en el territorio. 

  1. El trabajo de construcción de paz territorial desde el papel fundamentalmente la mujer y la construcción de buenas prácticas en la política pública de lgtbi.

  1. La visibilización en la construcción de la paz y reconciliación en el territorio. Sensibilización sobre la importancia de la construcción de la reconciliación, a través, de manifestaciones comunitarias expresadas en: brigadas de salud y velatones por el llamado al respeto por la dignidad sé la vida, como también la expresión desde los muralismos.

  1. La construcción de la red de consejeros de paz y reconciliación para incidir en las decisiones políticas públicas de los territorios, especialmente en los planes de desarrollo de los entes territoriales.

  1. El criterio de que desde los Consejos se amplía el trabajo por la paz. Construcción de la política pública departamental de construcción de la y reconciliación del territorio.


Esto en la realidad se viene realizando; aunque tiene impacto territorial, es necesario aclarar que aún no logra adentrarse en la escala valorativa que permita hacer entender a la sociedad y al Estado de que trabajar por la paz en el país es posible y determinante. Es por eso, que siempre será necesario insistir en el trabajo mancomunado entre la sociedad civil y la institucionalidad, ya sea para que las dos impulsen la utopía de la paz, o para que una sea exigente de la otra en su responsabilidad de aportar para el logro de la paz. Por ende, podemos determinar algunas conclusiones que dentro del Encuentro Nacional de Consejeros y Consejeras de Paz, Reconciliación y Convivencia en Bogotá, se suscitan como criterios para ayudar a pensar la Paz y la Reconciliación desde el territorio y así hacer siempre posible trabajar por la paz y la reconciliación de este amado país: 



  1. La necesidad de poder articular procesos, programas y visibilizar acciones e impulsar tareas donde sociedad civil y Estado garanticen el logro de la paz desde los territorios. Aunque estos requieren desarrollar muchas aristas, una aceitada articulación y una mirada armónica no solo del conflicto, sino también del trabajo por la paz, pueden ser determinantes en la legitimación de las acciones evidentes que avivan la esperanza por una paz estable y duradera desde el territorio. Aquí en Colombia, el logro de tal armonización y articulación siempre y sigue siendo hoy un problema político y social, político institucional, porque el Estado es deficiente para generar unidad, para articular. Y porque los intereses verdaderos no son políticamente suficientes para garantizar el desarrollo de la paz desde la institucionalidad y social, porque, ya sea por el desconocimiento, el no asumir responsabilidades y/o el persistir en ser un opositor de la búsqueda de la paz, se debilitan y se invisibiliza cualquier despegue que promueva la construcción de una paz integral desde el territorio… Ahora bien, será siempre costoso el logro de esta articulación, pero los CTPRC como instrumento mancomunado han de tener la ardua y compleja tarea de construir los puentes que hagan de que la institucionalidad y la sociedad civil se coloquen frente a la utopía de la paz y emprendan la materialización en el logro de resultados que exige la tarea compleja de la paz y la reconciliación en el país. 

  1. La urgencia determinante de trabajar por la armonízación entre el Consejo Nacional de Paz, Reconciliación y Convivencia con los consejos departamentales y municipales. La paz y la reconciliación no se hacen desde la centralidad del país; urge comprender que la paz tiene una faceta cosmologica y multicultural, que geográficamente y culturalmente existen dinámicas distintas en la forma de construir y dinamizar los procesos. Aunque el logro fundamental que debe articularse es hacia la Reconciliación y la Paz, esta tiene procesos y acciones distintas que se enraízan desde los territorios basados en sus realidades y en sus necesidades, de aquí la urgente necesidad de que en fortalezca la armonía entre el Consejo Nacional de Paz, Reconciliación y Convivencia con los consejos departamentales y municipales, ya que permite la materialización progresiva de tres cosas: a) Direccionamiento de una política nacional de paz y reconciliación para su aplicación desde los contextos territoriales, b) el acompañamiento permanente en las ejecuciones de las acciones planteadas a nivel departamental de los consejos, garantizando la articulación entre la institucionalidad y la sociedad civil y su visibilización, como también c) el fortalecimiento de los consejos territoriales que no están activos, que están débiles y de aquellos que se encuentran en riesgo, el cual pueda garantizar el trabajo por la paz y la reconciliación desde los territorios. Todo lo anterior desde una presencia más cercana y dinámica en los territorios y no solo a nivel central. 

  1. El requerimiento es un proceso que permita el fortalecimiento de la capacidad técnica de los Consejos tanto departamentales como territoriales de Paz, reconciliación y convivencia. El impulso de acciones de paz y reconciliación, no solo es fundamental la armonízación institucional y social, sino también el desarrollo de procesos que, estructurados en la línea de la política nacional, que tenga a la mano  la implementación de los acuerdos de paz del 2027 y la política pública de paz desde nivel departamental y municipal, y que estas puedan materializarse en las acciones pertinentes que confluyan en el territorio en materia de paz y reconciliación. Por eso, la capacidad técnica debe llevar a los CTPRC el desarrollo de tres acciones concretas: 1. El seguimiento del Plan de Desarrollo Nacional, departamental y municipal como punto concreto en el plan de acción de los CTPRC. 2. El mapeo por parte del CTPRC sobre las diferentes ofertas institucionales que permitan encontrar proyecto que involucre el trabajo de Paz, Reconciliación y Convivencia; y 3. La formación frente al informe técnico que ofrece el DNP ante el seguimiento de materialización de la implementación de los acuerdos de Paz en los territorios. 

  1. La necesidad del fortalecimiento mismo de los Consejos Territoriales de Paz, Reconciliación y Convivencia, a partir de dos acciones: el político como accion ética y la inversión  por la paz. Si bien, la búsqueda de la paz y la reconciliación del país pasa por un interés político, en cuanto que como tarea requiere de acciones que permitan políticamente el establecimiento del bien colectivo en la sociedad, la paz exige un acuerdo político por la justicia, por el bien colectivo, por el respeto a los derechos y a los deberes, por establecer dinámicas que lleven a unas trasformaciones estructurales de índole territorial, regional y nacional, y este debe estar adentrado a los intereses políticos de toda institucionalidad desde el territorio; por ende, ningún CTPRC podrá ser activo si políticamente no se le reconoce su papel preponderante en las tareas mismas de construir la paz y la reconciliación a través de la política pública plasmada en el plan de desarrollo cuyo capítulo fundamental se enmarque en el capítulo de la paz como tarea constructiva. Por consiguiente, es una responsabilidad de ética política que la voz del territorio sea plasmada en el capítulo de la paz en los planes de desarrollo como una forma de asumir los compromisos en la edificación de la paz basada desde el acuerdo de paz del 2017 y el cumplimiento de la constitución como la garantía de que el Estado colombiano en todo su territorio goce de una paz integral. Esto lleva entonces a la inversión por la paz, en donde los recursos para generar las distintas acciones para la paz y la reconciliación estén asegurados y comprometidos en el marco de la institucionalidad, y así el aporte político se junte con el aporte de la sociedad civil y del apoyo internacional, el cual es significativo en los territorios. La paz requiere de inversiones no solo en la adecuación de espacios colectivos y la garantía de bienes y servicios que garanticen el desarrollo integral de las comunidades, sino también en la trasformación de la conciencia para un renovado pensar y actuar en la cultura de paz que los territorios deben desarrollar; aquí hace parte preponderante la pedagogía de paz que genere trasformaciones interiores para que colectivamente se piense y se actúe en clave de paz y reconciliación.

Aunque esto es algo que se ha discutido muchas veces, siempre se requiere entender que; la articulación de procesos, la armonización de los consejos, el fortalecimiento técnico y el fortalecimiento político y de inversión puedan constituirse en las fuerzas que estructuren el buen funcionamiento de los Consejos de Paz, Reconciliación y Convivencia a nivel nacional, regional y territorial, dando no solo el cumplimiento de la implementación de los acuerdos de paz del 2017, sino también, permitiendo la construcción de una nueva época de construir la paz y la reconciliación, enfocando una renovación política, social y cultural que lleve a la verdadera acción de una paz que haga de nuestras comunidades, espacio para implementar iniciativas que garantizan la armonía colectiva y la búsqueda del bienestar social, alejando así a nuestras generaciones de las dinámicas que generacionalmente han venido desarrollando una metamorfosis en su materialización y colocando siempre en riesgo la vida y la violación de derechos desde el territorio.

  



[1] Consejos Territoriales de Paz, Reconciliación y Convivencia Reconstruir una historia para construir una agendaMaría Victoria Llorente Directora Ejecutiva de la FIP.Fundación Ideas para la Paz. Bogotá, Noviembre 2019, Pág.: 12.
















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