Desde el dialogo social, surge la esperanza de una transformación social en Colombia.


Tomado de: https://www.javerianacali.edu.co/intercultural/nuestros-dialogos

En los últimos años en Colombia se ha levantado con gran fuerza el clamor de una sociedad que reclama y enfatiza la urgente necesidad de cambios estructurales, donde evidencia seriamente el entramado de corrupción que por décadas salpica las dinámicas de las políticas de Estado nacional y local, que en su mayoría no son garantistas de derechos, cuestión que ha llevado al agobio social de la ciudadanía colombiana, en especial a los más pobres y marginados de los territorios. Este descontento social se da en la clase trabajadora, obrera que siempre ha visto en peligro no solo su estabilidad laboral, sino también, su desarrollo económico para el fortalecimiento integral de sus mismas familias; desde muchos años esto se ha venido anunciando sin tener una respuesta optima por parte de los gobiernos de más de cinco décadas, por lo que, la esperanza de un cambio social solo son posibles cuando de verdad los intereses de un gobierno que escuche el grito social de las calles lo lleve a legislar hacia políticas más justas, equitativas y que garanticen los debidos derechos sociales. 

Ahora bien, toda lucha por la reivindicación de derechos sociales y el cumplimiento de los deberes como ciudadano, permiten en una sociedad la búsqueda de la vida digna y los legítimos espacios para la construcción y el desarrollo humano y social, toda reivindicación social es  el grito inconforme de la sociedad cansado y maltratada por el atropello del Estado, y que hoy por hoy, se hace necesario asumirlo seriamente lejos del nepotismo de un Estado que tercamente muchas veces a cerrado sus oídos y sus ojos ante la tragedia neoliberal y capitalista que ha derrumbado los sueños de realización de muchos y ha desvirtuado la responsabilidad común de otros; esta vez, la historia de Colombia exige no viciar el hilo discursivo y sincero de la sociedad colombiana, cada región clama atención, justicia, reconocimiento, inversión  y respeto; de aquí, la necesidad de evitar que las luchas sociales en Colombia terminen convirtiéndose en argumentos para el conflicto político-social, como en muchas décadas atrás, donde se hizo en discusión y pelea de partidos políticos que abanderaron sus argumentos en pro de las necesidades colectivas, pero más que sacar la cara por el pueblo, polarizaron la conciencia colectiva hasta llegar a dividir por los colores a todo un país, esto con el tiempo ha llevado, a la corrupción, degradando el propósito de todo el hacer de la política, y de paso, olvidando las necesidades del pueblo que se sume en la exclusión, marginación y en la descapitalización económica, colocando en peligro su estabilidad y su realización. Todo esto en el pasado permitió protagonizar una guerra, que en el presente aún esta activa, aunque de manera minoritaria, pero fuerte que sigue siendo auspiciada por terceros, generando en el tiempo al más crueles de los conflictos armados, el cual, hoy después de unos acuerdos, exige recomponer la memoria para reconstruir con claridad un nuevo orden social, político, económico que permita el edificar la Paz total de la que el nuevo gobierno busca configurar en esta nueva etapa política. 

Pero todo logro de las reivindicaciones sociales en el caso de Colombia históricamente han requerido de la urgencia de un dialogo social, es necesario pasar de las calles (el grito álgido) a la mesa (la escucha silenciosa) basándose en el argumento serio, integral, critico, donde participen todos los estamentos que conforman la sociedad, el cual, pueda llevar hacia la trasformación de aspectos que colectivamente favorezcan la justicia, la equidad, el bienestar integral de las familias, donde se apele a la consecución de trabajos dignos, salarios justos, estabilidad laboral en las empresas, salud y educación de calidad, fortalecimiento pensional y demás aspectos  que demandan la atención; es en el  dialogo social donde se debe apelar teniendo una representación respetable, que sienta el clamor de la sociedad, que entienda sus quejas y su sentimiento de frustración frente a un Estado inoperante, engañoso y falto en asumir no solo las riendas sino también la tarea de edificar desde las bases un camino que permita el equilibrio, el desarrollo y la estabilidad social, ya que si bien, desde el marco político e institucional todo gobierno debe evitar no solo las malas prácticas de su gobierno,  también debe alentar a exigir mejores prácticas políticas que puedan estimular la creatividad y que permitan nuevos caminos, facilitando las iniciativas personales y colectivas (Carta enc. Laudato si’, 177).

Si bien, en este dialogo social, la construcción de la paz tiende a ser columna vertebral de todo propósito más allá de quien gobierne en el momento,  -de aquí que el presidente Gustavo Pero se ha empeñado en el tema de la Paz total como un propósito de Estado-, para lograrlo se hace necesario pasa por el instrumento de un dialogo social donde se exige el acompañar y velar como ciudadanos todo su proceso ya que esto requiere una seria y contundente responsabilidad Política, Económica, Social, Religiosa y Cultural, el cual, implique las trasformaciones profundas en materia de convivencia, justicia social y equidad; no se puede pretender querer seguir construyendo un país sobre las bases de la politiquería regional, la corrupción Estatal y territorial, la practica injusta de los derechos sociales (Educación, Salud, Empleo, Vivienda), el narcotráfico que ha traspasado los muros de escuelas y universidades y la cultura de una violencia latente desde las relaciones comunitarias ha impedido trabajar por la reconciliación y la construcción de comunidades pacíficas y con progreso integral.  Como lo argumenta Rodríguez (2017), todo diálogo social con las comunidades debe lograr identificar las verdaderas necesidades, el fortalecimiento de un empoderamiento y de una capacitación de las mismas, para no permitir que en el periodo del posconflicto -y de la búsqueda de la paz total-  termine en un desbordamiento de mercados ilegales y en una mayor fractura social ya que, el acuerdo de paz dejó un vacío muy grande frente a la capacidad institucional de los territorios, por lo que no se puede pensar en una implementación exitosa si el nivel nacional no se articula con el nivel departamental y municipal, para tener claridad en los planes y programas que se están desarrollando y que se pueden ofrecer en cada región (pág. 45), una cuestión que tendrá que tenerse muy en cuenta en los nuevos diálogos con el grupo del ELN.

Desde esta perspectiva, la experiencia de la Iglesia Católica en su trabajo por la paz, ha venido también tejiendo este mecanismo de participación donde a través de un dialogo social especialmente con comunidades que fueron afectada por el conflicto armado, construyen de manera integral una conciencia de paz y de reconciliación, y la creación de territorios libres de violencia con miras al desarrollo socioeconómico. En este dialogo social, la Iglesia Católica trabaja sobre tres pilares fundamentales: (1) la dignidad y el reconocimiento de lo humano; (2) la transformación política, económica, social y cultural a través de la solidaridad y la participación activa y responsable, y (3) la construcción de una sociedad justa, solidaria y en paz, con el fin de promover iniciativas de desarrollo, si bien enfoca hacia una ‘economía de paz’, busca que los integrantes de las comunidades se plantean objetivos en común para generar ingresos económicos, oportunidades de cambio y transformación social (SNPS/CC, 2016).  Pero también dentro de este tipo de dialogo social, se busca aportar a la construcción de la memoria histórica en comunidades afectadas por el conflicto, lo cual desde diálogos de saberes se proyecta incentivar la construcción de escenarios y acuerdos comunes desde la diferencia, abordando temas relacionados como el de memoria del conflicto armado, investigación de la memoria, justicia, justicia restaurativa, DDHH, DIH, marco normativo relacionado con víctimas y victimarios, re significación del daño y perdón; a estos espacios han sido convocados líderes sociales, excombatientes, líderes religiosos y gestores de paz locales (CCN., 2019). 

Frente a toda esta necesidad, el clamor social, se levanta como una voz a la que hay que atender desde el dialogo social, aquí surge la esperanza de una transformación social para Colombia, ya que algo debe cambiar, algo debe empezar a ser diferente; esto requiere pasar por un lago trecho de deconstrucción política, tener una mirada a las realidades sociales del presente y comprender las necesidades apremiantes, se debe actuar inmediatamente, no solo quedarse en dar avales a quien gobierna actualmente, es entender que se necesitan de políticas que permitan la trasformación estructural con equidad y justicia social.


Bibliografía


Francisco. (2015). Carta Encíclica Laudato Si. Sobre el cuidado de la casa común. Roma: San Pablo.

Rodríguez., K. B. (2017). La implementación del acuerdo de paz. Oportunidades y desafíos. Bogotá: Secretariado Nacional de Pastoral Social - Cáritas Colombiana.

SNPS/CC, S. N. (2016). Pastoral Social Caritas Colombia. . Obtenido de caritascolombiana.org: https://caritascolombiana.org/el-snps-cc-construye-paz-a-traves-del-dialogo-en-comunidades-afectadas-por-el-conflicto-armado/

CCN., C. d. (6 de mayo de 2019). comisiondeconciliacion.co. Obtenido de Acciones concientes. : https://www.comisiondeconciliacion.co/iglesia-colombiana-aportara-a-la-construccion-de-la-memoria-historica-en-comunidades-afectadas-por-el-conflicto/

SNPS/CC., S. N. (22 de 09 de 2020). Pastoral Social, Caritas Colombia. Obtenido de caritascolombiana.org: https://caritascolombiana.org/reconstruccion-del-tejido-social-el-primer-paso-para-la-reconciliacion-y-la-paz-mons-hector-fabio-henao/


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