La miseria humana es la realidad compleja de nuestra existencia que debemos aceptar y conocer, no tener miedo de lo que somos y comprender que en nosotros existen potencialidades pero también se hacen presente nuestras realidades que aminoran las capacidades del obrar bien según las exigencias de nuestro entorno; ha de ser siempre la tarea constante.

De ahí la imperiosa necesidad de conocernos a nosotros mismos, de no avergonzarnos de nuestras limitantes y de potencializar nuestras capacidades, solo así, cuando obremos bien estaremos satisfechos, pero cuando obremos mal tendremos la capacidad no sólo de asumir, sino también, de reconocer nuestro pleno error, esto nos ayudará a crecer y así aprender a vivir mejorando siempre nuestro interior. 

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