La mayoría de
nosotros hemos tenido nuestra cuna en la historia de la guerra, crecimos en
medio de ellas escuchando bombas, muertes, masacres, asesinatos, corrupción;
aun hoy los caminos adentrados de nuestra adultez nos mantienen en vilo ante
ella; pero en medio de todo, se ha encontrado la llamada preponderante de una propuesta
de Paz, no perfecta en su término, pero como iniciativa hacia su perfección.
Esta propuesta es la que
desenmascara las tinieblas mismas de las razones para producir la guerra, y nos
coloca a todos como nunca, en la responsabilidad de asumir el horizonte de una
esperanza que nos pide un mañana mejor donde la Verdad, la Justicia Social y el
respecto de la Dignidad Humana como principio fundamental, nos lleve en el hoy el
desmontar la ideología de la guerra que existe en nuestros genes y empezar a trasformar
y construir conciencia en las generaciones presentes y venideras.
Se necesita demostrar
la guerra que existe aún en nuestra conciencia colectiva, pensar en construir
algo distinto, asumiendo los costos y las responsabilidades, pero dejando algo
mejor para nuestros hijos, nietos y sobrino(a)s, si eso no es así, ¿Entonces
tenemos que seguir haciendo la guerra o permitiendo que está viva su
metamorfosis y vuelvan los horrores de la misma y nos marquen otra vez la
historia de las generaciones?
Creo que vale la pena
cambiar. Demos el primer paso.
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