TODO CAMBIO ESTRUCTURAL EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA EXIGE DE MIRADAS JUSTAS, EMPEZANDO POR EL PRINCIPIO DE LA DIGNIDAD HUMANA.





Esperanzados en la implementación de los acuerdos de la Habana (Nov 2016) como instrumento que evidenciaba el fin de una parte del conflicto armado colombiano, la misma llegada de la pandemia del Covid-19 (2020) y más adelante el desarrollo violento del último estallido social desarrollado por gran parte de la sociedad colombiana (abril a julio del 2021) donde revelo sin tapujos las grandes desigualdades, las injusticias, la desintegración social y la poca capacidad política del Estado para comprender y encontrar caminos de solución y transformación de una sociedad golpeada por las consecuencias del conflicto armado y de las afectaciones de la pandemia, se concibe a una sociedad que viene buscando replantear la necesidad de cambios profundos, hasta tal punto que, se materializó en unas elecciones de congreso y de presidencia que dieron una perspectiva y un enfoque distinto hacia la política de Estado a diferencia de la que se venía dando por más de veinte años, la finalidad está en lograr construir las respuestas a esas diversas exigencias reveladas dentro de esos reclamos sociales impulsados por muchos jóvenes sedientos de mejores oportunidades para el país; sobre esto, no existe ninguna duda de que dicha realidad social marco la historia del país en los comienzos de la segunda década del siglo XXI. 

Pero ¿puede asumirse desde la realidad actual qué ese pensar de enfoque revolucionario sigue suscitando las mismas interpelaciones en el ciudadano del común y más en el ciudadano que hace parte del territorio lejos de todo centralismo institucional? ¿Todos estos fenómenos sociales han impulsado un cambio de comprensión para su desarrollo desde la ciudadanía?, ¿De algo ha convenido el tácito llamado de trabajar mancomunadamente por la verdadera trasformación social del país entendiendo que es desde la ciudadanía donde se empieza a construir a mediano plazo los propios criterios y las propias conductas que permitan concienciar sobre la responsabilidad del ser actores del cambio necesitado? 

No cabe duda que, los últimos acontecimientos en Colombia exigen trabajar responsablemente desde el aprendizaje individual y colectivo para asumir responsabilidades por el bien social de todos, empezando desde el territorio, de aquí entiéndase que los grandes cambios estructurales encontraran un verdadero asidero para su desarrollo cuando cada ciudadanía se hace consciente de asumir que tales transformaciones deben pasar por un camino reconstructivo integral de su propio Ser y su relación con el entorno. Por ende, es tarea de cada ciudadano dentro del territorio fortalecer y reedificar aún más el concepto de Dignidad Humana, sin este criterio es casi que imposible llegar a construir responsabilidad colectiva. Ahora bien, esto no es solo un criterio dentro de cualquier política de Estado, sino, que es el fundamento necesario para construir una sociedad de paz justa y total, por lo que, es indispensable promoverla pedagógicamente de forma particular y colectiva, estableciendo un discurso coherente sobre la praxis reconstructiva de los territorios donde los estilos de vida -la cultura-  permitan concienciar el reconocimiento del otro, en el respeto y el fomento de sus derechos, los cuales, son reglas insustituibles para la construcción del tejido social de toda una comunidad activa.
  
Se requiere de políticas de Estado que reafirmen procesos profundos más allá de una academia formal, que, desde la infancia, se dinamice el ejercicio del reconstruir el tejido social desde el aprender a promover el valor de la dignidad humana, propósito que permita formar conciencia individual y colectivo en el ver al otro como un Ser digno de valoración y de respeto, así se consagra en la Constitución Política del 91 en sus art. 1°, 5°, 14° y 94, donde su interpretación jurídica de Dignidad, Respeto, reconocimiento de la persona y sus derechos exigen en la sociedad colombiana una mirada más justa y de manera responsable para asumir que el(lo/as) otro(s)(as) es(son) persona(s) con dignidad.


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