LOS DIÁLOGOS REGIONALES VINCULANTES DESDE EL TERRITORIO. ¿SE ESTARÁ PREPARADO PARA UN DIALOGAR PARA UN SABER CONSTRUIR?

Hemos venido manifestando que toda construcción y transformación de las estructuras sociales donde se resalta el principio de la dignidad humana y el desarrollo integral desde los territorios, no puede edificarse desde los intereses de unos pocos, sino desde los territorios con su propia identidad y cultura, permitiendo el desarrollo mancomunado de liderazgos y de propósitos comunes. Sobre esta dinámica es necesario el saber escuchar y comprender, para hacer posible el saber reconstruir promoviendo en primera línea la dignidad de toda persona humana y la de su entorno.

Esto permite colocar el tema y dentro del marco de la coyuntura política: ‘los Diálogos Regionales Vinculantes’. Desvestidos de cualquier relación con el boom político mediático que se al nuevo gobierno con miras a la construcción del plan de desarrollo nacional, -y que no es nada novedoso en comparación con otros ejercicios realizados en otros gobiernos-, es necesario llamar la atención y analizar desde el contexto de los territorios sobre la eficacia y el impacto que a mediano y largo plazo tendrán estos encuentros y como se lograrán materializar en el corto y mediano plazo. Nuestro departamento sucreño lo abordaran dos de los cincuentas encuentros propuestos por el gobierno, el encuentro con los Montes de María y la Mojana sucreña se deben concebir como espacios cruciales, para que las comunidades del territorio junto con el Estado desde el gobierno comprendan las realidades mismas para trabajar en ellas y transformarlas vehementemente. Ahora bien, sin ser pesimista, nos aborda dos cuestionamientos muy generales: ¿Las comunidades están preparadas para saber dialogar con autocritica y autoridad política ante un Estado que debe ser garante de sus exigencias históricas? ¿Estará listo el Estado -desde este gobierno- para aprender y comprender las necesidades dentro del marco de sus propios contextos regionales para asumir la responsabilidad en cumplirles dentro del periodo de gobierno? 

Sin ánimo de discutir vacíamente, muchos estaremos de acuerdo que los Diálogos Regionales Vinculantes son un reto que pondrán en juego no solo la seriedad y la preparación de quienes conocen y saben las necesidades de los mismos territorios, lejos de cualquier interés politiquero de la región, es también una prueba de fuego para el mismo gobierno, que se hace llamar ‘el gobierno del cambio y del vivir sabroso’, el cual, debe garantizar las trasformaciones necesarias en los propios territorios en harás de su propio desarrollo sin atropellar los adquiridos. 

Sobre esto llamo a la reflexión desde dos categorías importantes:

(i) La importancia del dialogo social como un camino constructivo. Sin desdibujarle el criterio de política de Estado, todo dialogo de por sí ya es un ejercicio político, requiere de un encuentro para la escucha, que exige romper con los paradigmas que obstaculizan el pensar y el trabajar sobre una apuesta en común; todo encuentro para escuchar y dialogar ejercita una reflexión sobre qué es lo más urgente, lo más importante y lo más necesario, por lo que, se exige el deber de estar bien preparado para asumirlo. Por ende, en estos diálogos regionales ‘vinculantes’ el mayor ausente deben ser ‘los interese politiqueros de la región’, ya que han desconocido y no han tenido voluntad política ante el sufrimiento y las necesidades concretas de las comunidades; de aquí que la comunidad y sus liderazgos en medio de las posiciones divergentes y contrarias tiene el gran reto de evidenciar su capacidad de unidad para hacer una fuerte incidencia política que permita construir lo publico en pro del propio territorio. Estos liderazgos capacitados y promovidos en los territorios de los Montes de María y de la Mojana sucreña deben trascender mostrando las convicciones y posiciones donde prime el bien colectivo y el desarrollo integral respetando derechos y deberes, visibilizándolos siempre el territorio como un lugar de paz integral y total, exigiéndose siempre con la responsabilidad del Estado. 

(ii) El verdadero compromiso de un Estado para asumir y cumplir. El Papa Juan XXIII en la encíclica Pacem in Terris nos plantea que la razón de los que gobiernan radica siempre en el bien común; todo gobernante debe búscala, respetar su naturaleza y ajustarlo al mismo tiempo a las normas jurídicas de manera real de las circunstancias. ¿este es el fin que tiene el gobierno Petro en los diálogos regionales vinculantes para los Montes de María y la Mojana sucreña? ¿Cómo estará dispuesto asumirlo? Por consiguiente, lo que se dé como resultado será compromiso que recae sobre la legitima intensión de quien gobierna y del camino en que se busca proyectar políticamente al país, por lo que esto no puede quedarse como presencia de buenas intenciones y de un macro proyecto que con el tiempo termine siendo inviable y olvidado por otros actores políticos ‘quizás’ dentro del mismo territorio. De aquí que el trabajo veedor de los liderazgos del territorio para que no caiga en ciertos peligros como la tecnocracia y la toma de decisiones fuera de lo dialogado. Llegarse a presentar esto es llevar a la frustración colectiva un caldo de cultivo para generar un nuevo ciclo de violencia social y política. Esto desde ya debe poner en la reflexión ciudadana dos asuntos, sobre i) las verdaderas intenciones políticas del gobierno; y, ii) la verdadera capacidad humana y material para cumplirle a los territorios en un periodo al menos de diez años.

La experiencia de estos encuentros nos mostrase en que perfil de ciudadanía y de liderazgo responsable por el territorio, y cuál es el perfil de un gobierno que quiere darnos una muestra de política más social, como apuesta a la construcción de la paz desde los territorios. 



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