SOBRE ALGUNAS RAZONES HISTORICAS DE UN CONFLICTO QUE NO TERMINA...
Cabe decir que los problemas sociales en Colombia se han establecido bajo una sistematización de realidades históricas que han puesto en evidencia la construcción de la jerarquía de intereses que se van interponiendo ante la búsqueda de un desarrollo donde este debería haber incluido a todos (ruralidad y urbano) en una misma sociedad integral y próspera, las cuales, cuente con los mismos beneficios y el mismo progreso a partir de las luchas construidas mancomunadamente. Serán los comienzos del siglo XX y XXI donde se ha permitido que dicha brecha encuentre cada vez su mayor extensión, generando tensiones entre la sociedad y el Estado, dando como resultado una lucha armada que, habiendo pasado la página desde un acuerdo vigente, dejo centenares de muertos y un desgaste en las medidas políticas planteadas muchas veces como medidas de poco impacto territorial, pero que desafortunadamente estas han servido más para favorecer y amparar el sistema capitalista en el que hoy se mueve la economía colombiana ya que esta surte sus intereses en la producción y el ingreso de un capital económico.
Por lo tanto, en el caso colombiano, los problemas como (1) la tierra; (2) la distribución de la riqueza, y (3) el conflicto armado como realidades sociales, evidencian una seria de atenuantes que desde la praxis de injusticia social han permitido (a) la exclusión, esclavización, explotación y el monopolio de las elites; además, (b) la desproporción de los bienes económicos, materiales y simbólicos entre el mundo rural y el urbano, y (c) la incrementada desigualdad relatada en una pobreza por acciones de la inequidad de la asignación de los bienes y recursos; todo esto, avaladas muchas veces por un sistema político de interés capitalista; todo esto coloca en riesgo la dignidad y el desarrollo integral de toda persona situando entre dicho, -como se dijo anteriormente- la mutua relación entre la defensa de los derechos autónomos, que desde el criterio de igualdad se basan en códigos de existencia y de coexistencia, a la vez, en el desarrollo mismo de las comunidades se genera crecimiento y estabilidad sentados sobre la base de una realidad social donde el individuo tiene continua relación y proyección.
Todo lo anteriormente, genero la realidad del conflicto armado colombiano, que tomo sistemáticamente las armas pero que desactivadas, tal realidad sigue siendo evidente, ya que no se han corregido dichos problemas más complejos y constantes dentro de la estructura social y política del país; por ende, como se entenderá desde el análisis de Duarte (2017) más allá de cualquier interpretación ideológica, la presencia del conflicto fue sociológica y políticamente argumentada desde la realidad de la desigualdad he injusticia social, el cual, desplegó la insubordinación violenta de una sociedad periférica en construcción, y por otro lado, la revelación de un modelo económico en crecimiento como dinámicas entre la producción y apropiación de recursos que no permitió una trasformación en la desigualdad social.
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