Si el Bien que hacemos cada día no genera inconformismo, desacomodo, contradicción, transformación y búsqueda de lo común entonces es porque tal vez no estamos haciendo bien las cosas; el Bien siempre contradice al mal qué hay en la realidad y este no le gusta su presencia por eso siempre busca destruirlo y cerrarle cualquier camino colocándose como obstáculo. Ante esto como discípulos de Jesús estamos siempre invitados a no ser unos creyentes perfecto pero exigentes al pedir y mediocres al dar; todo lo contrario aunque nos tiren piedras por hacer el bien, debemos siempre mantenernos en esa realidad porque aunque la recompensa no sea terrenal, que venga de otros, el Señor si nos pagara como conviene. 

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