Lo fácil en Colombia fue desmontar el conflicto armado a través de un acuerdo entre un grupo revolucionario y el Estado, pero lo más difícil, demorado, y casi que conflictivo, será el poder hacer posible que dicha Paz se construya desde la disponibilidad del sentarse entre víctimas y victimario con la madurez plena para hablar y escucharse mutuamente, visionando la transformación de la historia del país y cooperando en la edificación de los territorios donde se destruya la corrupción con Verdad, Justicia, Equidad, y el Progreso Regional, el cual, tendrá que ser evidente y no de papel engavetado en los escritorios de los corruptos que no conoces las necesidades del pueblo.
Estamos en el trance de un conflicto verbal, de incapacidad por asumir responsabilidades y lo peor de colocar al ciudadano de a pie, ser parte de una polarización que no entiende, que no trasforma y que termina siendo parte de ella.
La Paz deberá pasar no solo por los instrumentos políticos, sino por una fuerte educación que desmonte nuestra mentalidad guerrerista y edifique nuestros deseos por Perdona, reconciliar y asumir responsabilidades por el bien de este país.
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