Los Cristianos ¿callados ante la corrupción?


 Sin tratar de desmentir la historia, y sin tratar de dogmatizarla ante nuestras costumbres, siempre es necesario pensar que la vivencia de la Fe Cristiana será tan inseparable para la edificación y proyecto de los individuos en los ambientes sociales. Cada individuo es un responsable de la construcción social, la cual, ha de edificarse para ser estable y duradera. Por eso, aunque hoy sea una desfachatez o un asco hablar de la fe cristiana como instrumento al interior de la vida de todo individuo y su construcción integral, nada podrá escaparse de la interpretación de la fe, para que siendo luz logre disipar las oscuridades profundas, formadas por las contradicciones del hombre mismo en medio de su desarrollo integral.

Con esta introducción, me acerco con una mirada de Fe, dando una interpretación simple de la realidad que nos rodea y la forma –lo más importante aquí- de como nosotros los cristianos estamos respondiendo a ella.

Hoy la realidad Colombiana está llena de Esperanza y de mucha Fe en que todo será diferente, ya que, el Estado Colombiano por muchas décadas ha dejado de ser perseguido por un grupo que durante la historia nos hicieron creer con la fuerza del discurso verbal y la violencia activa que había un gran responsable de la pobreza y la miseria de muchos colombianos. Este proceso de paz marca una nueva redacción de la historia concreta de Colombia, y todos debemos estar empeñados a escribir nuestras mejores aportes para que entre líneas podamos escribir un mejor mañana para nuestro país, y para que esto sea una realidad, un hecho que se sienta no solo en los lugares del poder Público, sino hasta en el más mínimo rincón donde exista un compatriota que  merece el respeto de su Ser y en su Quehacer como persona humana.

Pero la paz no puede ser incompleta, la paz debe ser integral, la paz debe tener varios frentes que permita ser construida desde todos y para todos, incluyendo al victimario que un día con su acción violenta género en la población destrucción dejando secuelas que hoy las victimas aun cargan y que en nombre de la paz están llamadas a reconciliar y perdonar. Pero, la paz que nos proponen  construir le falta algo, le falta pasar por el filtro de la limpieza de conciencia y corazón, casi que de purificación espiritual para abandonar su oscuro pecado que aun carga en su interior y que la hace ver aun con mugre, esta paz que se quiere construir debe purificarse de la corrupción.
La corrupción es el cáncer que carcome en silencio el interior de la sociedad, toda comunidad, todo territorio, esta termina generando la muerte publica de las regiones haciéndolas miserables y atrasadas creando en la conciencia de los suyos un estilo de vida limitado, dependiente ignorante y poco comprometido con el desarrollo integral de su misma comunidad. La corrupción es la razón  de la pobreza que asciende ante la riqueza, riqueza opulenta que excluye y sistematiza injustamente a todo ciudadano del común. La corrupción es el ADN de los conflictos y más de ese que termina aniquilando los sueños y anhelos de muchos que por derecho propio merecen ser ayudados para salir adelante.

La Corrupción, siempre ha estado en nuestra regiones y comunidades, hoy pensar o hablar de que un político, funcionario, trabajador, delegado en lo público o privado no es corrupto es estar en la mera ignorancia, -aunque suene muy drástica esta afirmación-; la corrupción ha llevado a no creer, a dudar, he inclusive  a perder la esperanza de que alguien viene con mejores intenciones.

Esta realidad nos lleva hacernos una pregunta desde la Fe, ¿Dónde están los cristianos para no permitir que este cáncer maligno crezca al interior de nuestra sociedad? O mejor aún ¿Dónde estaban los verdaderos cristianos que permitieron este cáncer y no lo detectaron a tiempo?

Algunas cosas que son posibles discernir como respuestas:


  •      Hemos sido adormecidos por las hermosas fachadas de las buenas intenciones y de los buenos discursos de quienes gobiernan o ejercen un tipo de poder o privilegio ante los demás, pero que contrario a esto, entretejían al interior con ayuda de sus cómplices, el mal que atentaba contra toda edificación social y el avance de dicha enfermedad. 

  •      Muchas veces, hemos terminamos siendo cómplices de los diferentes tentáculos de la corrupción existentes en todas las esferas públicas y privadas, permitiendo así en nosotros los creyentes una frialdad en nuestra reacción de profetas.

  •      Somos partidarios de o muchas veces finalizamos recibiendo sobornos pagados con los recursos que eran para los más pobres, con el fin de tapar nuestra boca, comprando nuestro silencio a un buen precio.

  •      Consideramos que no tenemos las suficientes facultades para ser verdaderos opositores, con la verdad, porque el miedo y la ignorancia de la realidad  han sido nuestra deficiencia para derrotarlo en todos los espacios y lugares donde se construye la democracia y la comunidad las intenciones de la corrupción

Cuales hayan sido las razones para nuestro frio proceder ante la Corrupción reinante hoy en nuestra sociedad, terminamos siendo tan compinches y culpables de los daños provocados por quien es corrupto.

Se puede concluir asumiendo que un cristiano no debería permitir que los dineros públicos, esos que salen de nuestros impuestos se pierdan por mezquindad, negligencia y avivamiento de unos pocos que siempre buscan superar sus arcas, sus realidades particulares, olvidándose de las necesidades de las comunidades más pobres y paupérrimas de nuestra región.

Nosotros los cristianos estamos llamados a ser los veedores de la construcción social de nuestras comunidades, poseemos la luz del discernimiento, la Fe, pero también tenemos las herramientas legales para actuaren contra de los corruptos y trabajar en favor de los más pobres y desvalidos de esta sociedad. Como cristianos no debemos perder el pudor por construir justicia social, estaos llamados a edificar una sociedad basada en la Justicia y la Equidad, estamos llamados al discernimiento, a ser capaz de generar una interpretación he interpelar el quehacer político de aquel que lo posee como un Don, -Arte que no todo el mundo lo tiene, pero quien lo tenga-, lo sepa desarrollar pensando que los primeros y últimos beneficiados serán las mismas comunidades donde todos hacemos parte.

Solo podrá haber una verdadera paz estable y duradera cuando en nuestra sociedad sea vacunada y purificada por el cáncer de la corrupción y así su sanación verdadera este siempre ligada a la trasformación de los entornos donde la equidad y la justicia  social sean elementos integradores de toda la comunidad humana.  Y los cristianos somos responsable de esta tarea. 

Por ende, para que una paz estable y duradera tenga un verdadero sostén y efecto,  en su ADN debe existir bases que justifiquen la calidad desde: la Equidad y la Justicia Social. Criterios que todo cristiano, sabe he interpreta, porque son las características de un Dios que en Cristo ha evidenciado y manifestado la Salvación haciendo justicia con todos los suyos.




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