NECESITAMOS DESDE LAS BASES DAR EL PRIMER PASO...

Hay que desarticular -con urgencia- de nuestra conciencia ese perverso
pensamiento que se traduce en un lenguaje bélico y en una praxis destructivas que
desde nuestras acciones individualistas reflejan nuestro acaparamiento de supremacía
por encima de los demás, siempre con esa enfermiza acción de una autoridad anclada
en lo arcaico que destruye y no deja progresar frente a los nuevos retos de la
historia; esa notoria actitud de pensar que los demás son los malos y que por eso
hay que fiscalizarlos, cuando en realidad el perverso destructor es quien
piensa cosas negativas de su hermano, esto es lo que está destruyendo a
nuestras comunidades, y que por ende, no habrá paz, si alguien actúa de tal
manera; una acción así, no debe ser aceptada, ni siquiera entre aquellos que se
dicen ser instrumentos de la Paz y de la Misericordiosa Redención Divina dada a
nosotros. Por eso, hoy es traumático ver como unos se jactan de tener y querer mantener
el poder (de algo) atornillandose en el puesto que se les encomendó como un
mero servicio y no como una mera desarticulación de la naturaleza originaria de
tales responsabilidades. (lástima que hasta en la Iglesia esas incómodas acciones anti-evangélicas se noten a cabalidad)
Se necesita cambiar nuestra forma de visionar la
construcción social en que vivimos, y eso debe ser desde las bases y nos desde
las cúpulas, las bases siempre generarán la novedad, las cúpulas siempre inventarán
obstáculos impidiendo la transformación ya sea por miedo al cambio, o por simple
egoísmo. Ojala los que buscamos eso, no caigamos en la misma enfermedad cancerígena
de la perversidad conflictiva de destruir a los demás no solo con las balas,
sino, con nuestra conciencia y praxis egoísta y ambiciosa que ha destruido a la
sociedad.
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