Muchos de nosotros hemos perdido nuestra capacidad de CONTEMPLACIÓN, quizás por las distracciones terrenales que nos rodean o porque no hemos aprendido hacerlo con el tiempo; cuando no se ejerce la dinámica de la contemplación somos incapaces de conocer, interpretar y de buscar una salida que sea benéfica a las realidades sociales, políticas, económicas y religiosas que muchas veces nos someten al infortunio trágico de la existencia individual y colectiva; por tal razón, cada día se hace necesario y urgente re-educar la conciencia en el ejercicio de la contemplación, que promueva a la OBSERVAR de las realidades históricas de la existencia y tener una actitud de ESCUCHAR con atención constantes si criticar y fijar responsables su dura proclamación que nos enuncia la necesidad de estar atentos y de actuar con prontitud crítica y práctica, dando las respuestas coherentes y procesuales en cada uno de las exigencias de la existencia humana.

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