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Mostrando entradas de septiembre, 2022

Del próximo Plan de Desarrollo Nacional, más que una propuesta del nuevo gobierno, es una responsabilidad liderada por los ciudadanos en el territorio.

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El Plan de Desarrollo Nacional de este gobierno será construido por todos nosotros los colombianos, cuestión que puede tener algo de novedad, pero que sigue el mismo ritmo que otros gobiernos han asumido colocando su propio sello cumpliendo así la Constitución del 91 en ese juego de roles entre la relación Estado y Ciudadanía. Ahora bien, de entrada esto no puede abarcar la actitud excluyente de una sociedad que cree que los destinos de los territorios están en manos de quienes les llaman ‘doctores’ o ‘toman wiski y se sienten incomodos cuando alguien no tan elegante los saluda tan efusivamente’; de hecho, el destino, el desarrollo y el crecimiento de nuestros territorios, de nuestras comunidades, están en las manos de cada uno de los que hemos asumido el rol de ser ciudadanos insertados en la realidad mismo de los territorios, característica que nos hace responsables de la edificación del crecimiento colectivo. Dos importantes categorías reflexivas están en juego en esta dinámica manc

EN EL MARCO DE LA CELEBRACIÓN MUNDIAL POR LA PAZ, UN LLAMADO A LA SOCIEDAD CIVIL ANTE LA REALIDAD QUE VIVE EL MUNICIPIO DE SINCELEJO Y EL DEPARTAMENTO DE SUCRE.

Como miembros de la Sociedad Civil y de la Iglesia Católica, siendo congruente con la tarea del construir la paz en el territorio del departamento de Sucre, a la luz de la promoción y la defensa de los DDHH, la equidad de género, la búsqueda de la justicia social, el promover el perdón y la reconciliación como camino de trasformación, y la tarea pedagógica del empoderamiento político desde una concienciación ciudadana dentro del territorio, manifestamos nuestra inmensa preocupación frente a las actuales circunstancias que vive el municipio de Sincelejo, lugar donde se han venido intensificando una degradación política y social, haciendo de este territorio un lugar marcado por la desconfianza he inoperancia institucional, la pobreza, el irrespeto al derecho privado, la desconfianza como ciudadanía, y la marcada  cultura de la muerte y la no defensa de la vida humana, a la que, nos hemos acostumbrado socialmente a vivir; una contradicción para la construcción de la Paz.    Lo anterior es

LOS DIÁLOGOS REGIONALES VINCULANTES DESDE EL TERRITORIO. ¿SE ESTARÁ PREPARADO PARA UN DIALOGAR PARA UN SABER CONSTRUIR?

Hemos venido manifestando que toda construcción y transformación de las estructuras sociales donde se resalta el principio de la dignidad humana y el desarrollo integral desde los territorios, no puede edificarse desde los intereses de unos pocos, sino desde los territorios con su propia identidad y cultura, permitiendo el desarrollo mancomunado de liderazgos y de propósitos comunes. Sobre esta dinámica es necesario el saber escuchar y comprender, para hacer posible el saber reconstruir promoviendo en primera línea la dignidad de toda persona humana y la de su entorno. Esto permite colocar el tema y dentro del marco de la coyuntura política: ‘los Diálogos Regionales Vinculantes’. Desvestidos de cualquier relación con el boom político mediático que se al nuevo gobierno con miras a la construcción del plan de desarrollo nacional, -y que no es nada novedoso en comparación con otros ejercicios realizados en otros gobiernos-, es necesario llamar la atención y analizar desde el contexto de l

CONSTRUIR LA PAZ EN COLOMBIA, ES UN ESFUERZO, PERO DESDE LOS TERRITORIOS Y NO DESDE LOS ESCRITORIOS IDEOLÓGICOS DE LA CAPITAL.

En el construir la paz -ahora con el apellido de: ‘total’- es fundamental asumir conceptos trascendentales en este caso el de: respeto de la dignidad de toda persona humana, en su esencia de Ser y en todo aquello que lo ampara jurídicamente que convalidan su existencia y su desarrollo con los otros, incluyendo en ello su qué Hacer responsable; sin embargo, reconstruir ‘el tejido social’ como meta del construir la paz debe seguir siendo legitimando desde el argumento y la practica en lo humanístico, a través de procesos pedagógicos, culturales, sicosociales y de claras políticas de Estado con el fin de seguir concienciando a todos los ciudadanos el reaprender a promover el valor de la dignidad humana y la defensa de la misma, cuyo propósito sea siempre el de ver al otro como un Ser digno de valoración y de respeto, así lo consagra la Constitución de 1991. Esto que es tan obvio, pero en un país que culturalmente es violento y que ha sido incapaz de salir de dicho espiral, trucado en un e

TODO CAMBIO ESTRUCTURAL EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA EXIGE DE MIRADAS JUSTAS, EMPEZANDO POR EL PRINCIPIO DE LA DIGNIDAD HUMANA.

Esperanzados en la implementación de los acuerdos de la Habana (Nov 2016) como instrumento que evidenciaba el fin de una parte del conflicto armado colombiano, la misma llegada de la pandemia del Covid-19 (2020) y más adelante el desarrollo violento del último estallido social desarrollado por gran parte de la sociedad colombiana (abril a julio del 2021) donde revelo sin tapujos las grandes desigualdades, las injusticias, la desintegración social y la poca capacidad política del Estado para comprender y encontrar caminos de solución y transformación de una sociedad golpeada por las consecuencias del conflicto armado y de las afectaciones de la pandemia, se concibe a una sociedad que viene buscando replantear la necesidad de cambios profundos, hasta tal punto que, se materializó en unas elecciones de congreso y de presidencia que dieron una perspectiva y un enfoque distinto hacia la política de Estado a diferencia de la que se venía dando por más de veinte años, la finalidad está en log